Museo de Arquología de Álava de Francisco Mangado

Nunca es sencillo crear un contenedor para pieza arqueológicas, pero en esta ocasión Francisco Mangado ha creado un espacio excepcional. El material elegido para el exterior: el bronce, una de las aleaciones más utilizadas en la antiguedad, toma formas modernas para crear el nuevo Museo de Arqueología de Álava.


Hacia el exterior se muestra como un edificio hermético, sin embargo la fachada que dá al patio de entrada ha sido concebida para captar la luz natural, gracias a una piel de cobre y cristal blanco. A partir de dos escaleras anexionadas a la fachada de vidrio blanco se distribuyen las diferentes salas del museo.


Las salas de exposición permanente dan sentido al museo, Mangado la define como: "En las salas donde se exponen de manera permanente piezas, los planos horizontales, suelos y techos, son muy oscuros. El suelo de madera de “palo” casi negra, el techo continuo y también negro componen una ‘caja’ o cofre muy cerrada y oscura delimitada por los muros de fachada" Estas salas que parecen hermeticas desde el exterior por su recubrimiento con lamas de cobre están abiertas al exterior con múltiples vanos que las mantiene unidas al entorno urbano, entorno desde donde proceden muchas de las piezas que conforman la exposcición permanente. Estas salas están equipadas con prismas luminosos pensados para colocar paneles explicativos que permitan garantizar la coherencia museológica. El edificio recibió el Premio Europeos Cobre en la Arquitectura XIV edición, organizados por el Instituto Europeo del Cobre (ECI),

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