i29 Arquitectos ha llevado a cabo la rehabilitación de un antiguo garaje en el distrito de Pijp en Ámsterdam para reconvertirlo en una vivienda unifamiliar. Con un total de 230m2 el programa se desarrolla en una sola planta. La iluminación proviene principalmente de claraboyas que proyecta iluminación indirecta sobre los diversos espacios que componen el interior. Las amplias superficies de madera de roble crean un gran contraste con las paredes blancas, las superficies oscuras y los elementos de fundición gris.
La cocina de diseño personalizado incluye una gran puerta corredera de madera para cubrir las áreas de almacenamiento, una isla de cocina de color negro se ha situado justo delante crean un interesante juego de contrastes. Los armarios empotrados y la chimenea tienen las mismas características y contrastes de materiales. Paredes de madera de arriba a abajo con puertas integradas marcan la entrada a las estancias privadas, como dormitorio y baño.
Sus habitantes disponen de un patio entre el dormitorio y salón principal. Con el fin de conectar el interior y exterior los arquitectos de i29 ha diseñado una alfombra que cuenta con un patron que simula el musgo natural. El efecto visual logra engañar al espectador. El exceso de luz natural en combinación con las capa de color verde y beige se asemeja a una experiencia al aire libre, aunque se permanezca en el interior de la vivienda.
Pasarelas de madera elevadas se extienden a través de un paisaje junto al mar, atravesando las dunas características del paisaje de Long Island. Al caminar a través de estos senderos se puede disfrutar de una paisaje cambiante que se complementa con modestas construcciones que desafían a los elementos naturales extremos que se encuentran en la intersección de la tierra y el mar. Este diseño para una casa de vacaciones en Water Mill, Nueva York, utiliza una pasarela como la descrita como un dispositivo arquitectónico para tejer varias partes que componen un lugar histórico para la arquitectura norteamericana al que se le han añadido nuevos elementos constructivos y paisajísticos.
Ubicado junto a un pequeño brazo de mar, el lugar contenía dos edificios, un estudio y una pequeña casa, ambos diseñados en
1962 por el arquitecto estadounidense
Andrew Geller. En cuanto al paisaje se combinan zonas de humedal con otras semidesérticas donde arboles como el tejo o plantas autóctonas como la Iris Siberica han creado un ecosistema de alto valor ecológico. La intervención dirigida por
Bates Masi Architects ha consistido en la creación de una nueva vivienda principal. Los propietarios solicitaron un diseño que unificase todos los elementos dispares, naturales o no, que estaban presentes en el lugar. Para lograr esto, una pasarela de madera atraviesa la parcela con el objetivo de unificar las relaciones visuales y espaciales entre los elementos. El camino toma la forma de los paseos marítimos característicos de la arquitectura de Geller.
Las restricciones de servidumbre y de conservación del ecosistema natural se superponen para crear los parámetros de la ruta serpenteante. La ruta tiene su origen en la Casa Geller para posteriormente bordear la nueva piscina que se sitúa frente al estudio original de 1962. Al final de la parcela encontramos la nueva vivienda. Una cubierta en voladizo envuelve su extremo, justo en la terminación de la ruta, ofreciendo vistas del humedal y el arroyo. La superficie del camino se pliega hacia arriba para convertirse en el recinto de la casa principal, que funciona al mismo tiempo como suelo, pared y techo. Todas las superficies de este recinto se construyen con la misma madera que se ha empleado para realizar el sendero. Esta uniformidad refleja la influencia del trabajo de Geller. De esta forma, el material, las cualidades espaciales y físicas facilitan un diálogo arquitectónico entre las estructuras Geller y nueva casa que se entrelaza con el paisaje existente, recogiendo los elementos que una vez fueron individuales en un todo unificado.
Starbucks ha inaugurado en Amsterdam un nuevo concepto de cafetería, lejos de la estética de molde que caracterizan a sus locales, este nuevo concepto aporta un valor añadido basado en un cuidado diseño. El nuevo Starbucks ocupa el local de una antigua cámara acorazada de un banco. De ella se ha conservado tan sólo el suelo de mármol.
Para el interior se han empleado muebles recuperados o realizados con materiales reciclados. En su construcción han participado más de 35 artesanos y artistas locales. El interior apuesta por el uso de la madera, en lugar de hormigón y mármol, ofreciendo un tono cálido a la decoración -en especial la instalación del techo, hecho con 1876 bloques de madera de roble cortados a mano.
Las referencias a la cultura holandesa están presentes por todo el local, como por ejemplo en una de las paredes, cubierta por decenas de galletas speculaas, un dulce tradicional holandés. En otro, un gran mural narra la historia del café en los Países Bajos. Todo está aderezado con una cuidada iluminación integrada en el techo que ayuda a transmitir la calidez y tranquilidad necesaria para compartir un buen café.
Para cumplir con los criterios de construcción sostenible de LEED de sostenibilidad, se han utilizado tintas al agua sin aditivos químicos, grifos especiales de ahorro de agua y lámparas fluorescentes compactas y LED para ahorrar energía.