Coll-Barreu Arquitectos han creado el
edificio E8 en el
Parque tecnológico de Álava, un edificio de aspecto desconstructuvista, donde la relación con el entorno ha jugado un papel crucial. La parcela sobre la que se asienta, está llamada a ser límite occidental visual del parque. Está situada al final del boulevard y por lo tanto es un espacio de transición entre lo urbano y lo rural.


Según los
Coll-Barreu Arquitectos: "Los edificios se relacionan de un modo especial con el entorno natural. La geometría de los dos volúmenes abre paso a las vistas directas de la ladera. En el
edificio Norte, esta apertura se realiza a través de un atrio abierto de acceso que enmarca la presencia forestal de la colina, y mediante el voladizo frontal, que libera el aire en la fachada principal. En el
edificio Sur, las vistas verdes asoman a través de sus voladizos laterales."




Los
pliegues de cristal crean un juego de reflejos en función del momento del día convirtiéndolo en un homenaje al entorno natural que lo rodea. En él se reflejan los arboles y colinas cercanas así como el color del cielo. Además esta piel de cristal crea un colchón térmico en invierno y verano que protege a los edificios que envuelve, reduciendo así las necesidades de calefacción y aire acondicionado.

Nunca es sencillo crear un contenedor para pieza arqueológicas, pero en esta ocasión
Francisco Mangado ha creado un espacio excepcional. El material elegido para el exterior: el bronce, una de las aleaciones más utilizadas en la antiguedad, toma formas modernas para crear el nuevo
Museo de Arqueología de Álava.

Hacia el exterior se muestra como un edificio hermético, sin embargo la fachada que dá al patio de entrada ha sido concebida para captar la luz natural, gracias a una piel de cobre y cristal blanco. A partir de dos escaleras anexionadas a la
fachada de vidrio blanco se distribuyen las diferentes salas del museo.



Las
salas de exposición permanente dan sentido al museo,
Mangado la define como: "En las salas donde se exponen de manera permanente piezas, los planos horizontales, suelos y techos, son muy oscuros. El suelo de madera de “palo” casi negra, el techo continuo y también negro componen una ‘caja’ o cofre muy cerrada y oscura delimitada por los muros de fachada" Estas salas que parecen hermeticas desde el exterior por su recubrimiento con lamas de cobre están abiertas al exterior con múltiples vanos que las mantiene unidas al entorno urbano, entorno desde donde proceden muchas de las piezas que conforman la exposcición permanente. Estas salas están equipadas con prismas luminosos pensados para colocar paneles explicativos que permitan garantizar la coherencia museológica. El edificio recibió el
Premio Europeos Cobre en la Arquitectura XIV edición, organizados por el
Instituto Europeo del Cobre (ECI),

