Integrar una vivienda moderna en un paisaje tan sensible como el de los Pirineos no es una tarea Sencilla. Para lograrlo, Cadaval & Solà Morales, mantuvieron los muros de piedra tradicionales de las casas de la zona y crearon un espacio totalmente nuevo aprovechando el tejado a dos aguas. En realidad el edificio alberga dos casas de vacaciones, la de piedra para los padres y el nuevo remonte para los hijos, así pueden compartir experiencias, aunque manteniendo cada uno su intimidad.

Este nuevo espacio se caracteriza por grandes zonas acristaladas orientadas hacia diferentes paisajes. Desde una de las ventanas laterales se tienen unas impresionantes vistas de un valle cercano; por otro lado unos pequeños vanos situados en el techo permiten divisar la cima de una montaña. El interior es muy luminoso, aprovechando la escasa luz natural. En él se mezcla el blanco con colores amarillo o el azul creando un interesante juego de colores que aportan a la vivienda el toque moderno deseado.