


Esta obra se caracteriza por sus formas cubistas, la planta es rectangular y las oficinas se agrupan entorno a un gran patio central que ocupa más de un cincuenta por ciento de la parcela. Otro de los elementos a tener en cuenta es su entrada, formada por dieciséis puertas de vidrio que se abren simultáneamente con una enorme precisión mecánica. El techo interior del vestíbulo es de cristal, transmitiendo una sorprendente sensación de espacio continuo. Al igual que muchas construcciones encuadradas dentro del Movimiento Moderno, la Casa del Pueblo se asienta sobre un podio de mampostería.

