Fue la primera gran obra del arquitecto japones Kenzo Tange, la fuerte oposición a su obra en Japón por considerarla poco tradicional, da más valor si cabe a este magnífico edificio diseñado para las olimpiadas de 1964. El edificio esta situado en el parque Yoyogi de Tokio, y destaca por sus cubiertas en forma de espiral. El diseño, punto de partida del movimiento orgánico postmoderno inspiro a otros grandes arquitectos como Eero Saarinen o Frei Otto quien se basó en este edificio para diseñar el estadio de los juegos empicas de Munich (1972).

El propio Kenzo dejaba en la memoria del proyecto reflejadas sus intenciones:"No creo que el regionalismo sea expresión visible de la de la idiosincrasia de una región. Muchos regionalistas creen que esto debe ser así, pero en mi opinión es un error suponer que el mero hecho de que haya diferencias arquitectónicas entre regiones enriquezca la identidad de un pueblo. Creo que el regionalismo puede conducir a un resultado satisfactorio si cada región con sus propias contradicciones y dificultades fija un estándar creativo con el fin de superar la tradición local. Creo que ni la tradición debe ser preservada ni convertida en un impulso creativo. El trabajo creativo se expresa en nuestro tiempo con la una unión de la tecnología y la humanidad. El papel de la tradición es la de un catalizador, que promueve una reacción química, pero no debe ser el resultado final. La tradición puede, sin duda, participar en la creación, pero ya no puede ser creativa en sí misma."