Diseñada por Kunio Isobe en Ota-ku, Tokio la casa muestra la cara más pura del minimalismo japonés. Tanto su exterior como su interior está dominado por el blanco, en su interior un gran atrio da la bienvenida al visitante, desde el se puede divisar la planta alta y la baja, la luz proviene de todas partes, vanos situados aleatoriamente en el exterior proporcionan a la casa un diseño personal. La casa posee en total 120 metros cuadrados distribuidos en dos plantas y una terraza.