El estudio japonés UID ha completado una curiosa vivienda en las afueras de Onomichi City, Japón, basándose en las madrigueras del mundo animal. El edificio se encuentra parcialmente enterrado aprovechando las faldas de la ladera contigua. El emplazamiento es uno de los grandes atractivos de la casa, ya que ofrece una extraordinaria visión del bosque que la rodea. El resultado es una gran caja de madera con interiores que aprovechan la altura total transmitiendo una sensación espacial excepcional. Los grandes ventanales proporcionan gran cantidad de luz al interior, permitiendo la puesta en funcionamiento de un jardín interior.



El nivel superior actúa como un refugio forrado de madera donde el dueño de la casa​​puede disfrutar de las vistas del cielo y el paisaje circundante. La entrada se encuentra en la planta baja, es un espacio de transición entre el exterior y el interior caracterizado por un jardín donde las plantas y árboles pueden desarrollarse a través de unas aberturas en el techo. Este espacio ha sido concebido como un patio interior, la segunda planta lo rodea, fomentando un contacto permanente y directo con la naturaleza.



Como no podía ser de otra manera la madera, un material natural, ha sido elegida para dotar a la vivienda de una estética natural y respetuosa con el medio. El hormigón se ha empleado en suelos, techos y particiones internas.El resultado es una combinación de una forma tradicional que se integra perfectamente con el entorno con una planta abierta y transparente, plenamente contemporánea.