Su expresión brutalista marca claramente el comienzo de un nuevo periodo, un momento decisivo en la evolución arquitectónica de la década del 60. Resulta especialmente importante su originalidad, y el hecho de ser la primera obra moderna de envergadura que no remite literalmente a Le Corbusier, participando con autonomía y vuelo propio de la arquitectura internacional de la época. Por todo esto -y por la escala gigantesca que más allá de la audaz contundencia de su estética, no deja de insertarse sabiamente en una esquina de características monumentales-, el Banco de Londres desencadenará una virulenta polémica, estimulando un fuerte proceso de creatividad en el medio local.
© Federico Fioressi |
La cuidada ejecución en hormigón visto utiliza con audacia e imaginación toda la fuerza plástica inherente en este materia. El impacto que produce la espacialidad interior del Banco de Londres, penetrada por la presencia externa de la calle y de los edificios vecinos, con los que establece un sorprendente diálogo, muestra una inusual actitud de libertad de diseño.
© Jorge Iriarte |
Es, sin duda, un edificio con contenido emocional, y éste es su rol público fundamental, lo que lo constituye en un verdadero monumento, otorgando así toda sus significación y contenido al espacio urbano en el que se implanta.
© Jorge Iriarte |
Datos del proyecto:
Localización: Buenos Aires, Argentina
Arquitectos: SEPRA
Proyecto: 1960
Construcción: 1966
Fotografías: Flickr