El estudio del arquitecto australiano
McBride Charles Ryan ha llevado a cabo la ampliación de una casa de estilo eduardiano situada en Fitzroy North, un barrio residencial a las afueras de
Melbourne. A lo largo de un siglo la vivienda ha recibido varias ampliaciones y modificaciones. La idea original era crear una especie de cronología dividiendo a la vivienda en tres espacios correspondiéndose cada uno a un periodo arquitectónico. Esto permite una secuencia de episodios distintos e inesperados, con experiencias y espacios opuestos a medida que sus habitantes se mueven por la casa.
La
fachada de la calle se ha mantenido inalterada mostrando respeto a la evolución histórica del barrio y de la calle en particular. Un pequeño detalle que contrasta con la magnitud de la renovación interna completa. Los espacios dentro de la estructura original son en gran parte de color blanco, unidos por una
alfombra de flores que aporta cierto exotismo.
Este viaje a través del espacio posee un nudo, una especie de nave del tiempo, una "caja" roja que alberga la cocina y que es el espacio de transición entre lo nuevo y lo antiguo. El nuevo espacio ha sido creado con
bóvedas contemporáneas que simulan una nube. El concepto es sencillo: se deseaba crear un espacio de fantasía donde la familia y los amigos de ésta pudieran comer y divertirse. La ampliación está orientada al sur proporcionando una ventilación cruzada eficaz. La extrusión de madera da un toque artesanal al espacio, y al mismo tiempo proporciona una geometría que hace único al proyecto.
La nube se prolonga hacia el exterior proporcionando un
espacio al aire libre con un alto nivel de privacidad. El suelo de madera da continuidad al interior hacia el exterior. La única frontera es una puerta de cristal de grandes dimensiones y sin marcos.
Sean Godsell es uno de los arquitectos más brillantes del panorama arquitectónico australiano. A lo largo de la costa cercana a
Melbourne encontramos numerosas viviendas de diseño ubicadas entre las dunas.
Godsell es un gran admirador de la arquitectura japonesa, en este proyecto no duda en mezclar las corrientes japonesas con materiales y conceptos locales. Entre los conceptos locales encontramos un gran porche en uno de los extremos, este elemento permite ocultar del sol el interior y crear a la vez un espacio exterior con impresionantes vistas del entorno.

La
planta es de fácil lectura, una sola planta diáfana, donde las habitaciones están dispuestas longitudinalmente e interconectadas entre sí. El interior está dividido en dos zonas, por un lado la sala de estar y la cocina; por otra, cuatro habitaciones y dos aseos, y todo el conjunto unido por un paisaje con claboya. La fachada realizada con láminas de madera, tamiza la luz natural, favorece la ventilación y permite gozar de intimidad en el interior de la vivienda.


El acceso a la vivienda se realiza por debajo de esta donde encontramos un pequeño jardín y aparcamientos. La casa se encuentra elevada gracias a su estructura de acero. La ventilación es natural y permanente gracias a la brisa del océano. La casa se integra en el entorno gracias al
metal y la madera con la que ha sido construida, tomando un color similar al del suelo sobre el que se asienta.



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La vivienda está situada en una colina en la periferia de
Melbourne. Desde se ella se tienen unas impresionantes vistas de la ciudad por un lado y vistas a los cercanos suburbios por otra. La vivienda se adapta al terreno gracias a un podio de hormigón claramente diferenciado de la vivienda. Esta base de hormigón además de una importante función estructural alberga el garaje, la piscina, una bodega y la rampa de acceso.


El volumen combina formas rectas y curvas que le dotan un aspecto ligero y dinámico. Está formado por una
estructura de metal y madera que sirve de marco a revestimientos ligeros que filtran la luz natural. Dos fachas de cristal contrapuestas permiten disfrutar del paisaje y mantener una relación estrecha entre el interior y el exterior.

La vivienda está compuesta por dos volúmenes claramente diferenciados aunque complementarios, uno curvo y otro con forma de paralepípedo, ambos separados por un
pasillo de doble altura. En su exterior destaca el recubrimiento de
chapas de cobre que le dotan de un interesante juego cromático dependiendo de la hora del día. Otra clara relación entre el interior y el exterior la encontramos en la segunda planta, donde podemos observar una estructura de delgadas ramas trenzadas que filtra la luz natural y separa las estancias. Esta vivienda ha sido diseñada por
John Wardle.





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Situada en una tranquila calle residencial de
Melbourne, el estudio de arquitectura de
Jackson Clements Burrows consideró que la anterior casa que ocupaba el solar tenía muy poco valor arquitectónico e histórico. Sin embargo el estudio de arquitectura tras consultar al responsable del ayuntamiento que veía con malos ojos alterar el caserío típico del barrio, se decidió a instalar un cristal con la imágen de la antigua casa compartiendo protagonismo al cincuenta por ciento con la nueva fachada.

Esta fotografía, que reproduce a escala 1:1 la antigua casa se aplica sobre unos paneles acristalados que se adecuan al estilo de las edificaciones vecinas. Oculta tras dichos paneles está la nueva vivienda de dos plantas.

El interior de la vivienda contiene un amplio corredor con una pared de
cedro que oculta la escalera. Los tonos del interior recuerdan al único vestigio que queda de la antigua construcción, un limonero situado en la entrada. En esta primera planta encontramos los espacios comunes como la cocina y la sala de estar, ambas diáfanas con puertas correderas que la unen a la terraza exterior. El suelo de esta primera planta es de
fresno de Victoria, los planos de colores que encontramos en los muebles nos recuerdan a distintas tonalidades de cortezas de árboles. El primer piso contiene tres dormitorios y un baño. Además se incluyó una terraza que gracias al tejado de
acero Colobond, no es visible desde la calle.



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