Esta casa diseñada por Miquel Lacomba sobre un terreno escarpado de Mallorca es una magnífica interpretación de la vivienda mediterránea contemporánea. Al abrigo de la montaña, Lacomba ha orientado la vivienda hacia el mar sin obviar su situación en el interior de la isla. El edificio está formado por dos volúmenes, uno inferior con paredes de cristal que alberga los espacios para la vida y un segundo volumen de mayores dimensiones que se asienta sobre éste y albergas las estancias privadas.
El diseño es sobrio y minimalista, algo que se puede palpar en el diseño de sus fachadas donde abundan las líneas rectas y en la utilización del color blanco tanto en el interior como en el exterior. Las paredes traslúcidas de la sala de estar y del comedor, se ejecutan como las puertas, lo que facilita la ventilación cruzada y el paso a la terraza con piscina de borde infinito.
El programa en las áreas comunes es abierto. La organización del espacio desempeña un papel fundamental en la decoración, que combina diseño con elementos naturales. Para el mobiliario se han seleccionados piezas clásicas del diseño como sillas de Gerrit Rietveld o una Eames Lounge. Junto a éstos encontramos mesas de madera que permite mantener una cierta conexión con la naturaleza.
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