Esta vivienda de estilo minimalista diseñada por
Mattch se encuentra en la ciudad japonesa de
Nagoya. La casa se ubica en una esquina de una zona residencial, rodeada de edificios de baja altura. La parcela sobre la que está construida posee unas dimensiones de 116 metros cuadrados y se sitúa junto a un aparcamiento. Los promotores de la casa son los fundadores de una empresa de distribución de pinturas, por lo que el revestimiento impermeable empleado en el exterior es único.
La casa está formada por un único volumen en el que el techo se inclina hacia abajo con una ligera curvatura terminando en un patio delantero que funciona como recibidor al aire libre. Los arquitectos también se centraron en gran medida en proporcionar abundante
luz natural al espacio interior. El comedor y la cocina son iluminados por un gran número de claraboyas insertadas en el techo, de este modo se logra transmitir gran cantidad de luz a estas zonas de la casa.
La suave curvatura del techo fue diseñada para difundir la luz uniformemente a lo largo del espacio. El espacio interior se ha configurado como un
loft, dividiéndose en dos niveles, pudiéndose utilizar el superior como oficina o dormitorio.
Casa 4x4 I y II de Tadao AndoCasa del Viento de acaa Casa Tunel de Makiko Tsukada Architects
El solar sobre el que se asienta este edificio que alberga una peluquería es de reducidas dimensiones, con
9 metros de ancho y 20 de largo. Studio Velocity decidieron dejar el frente que da a la calle abierto e ir ensanchando la planta del edificio a medida que este se adentraba en la parcela. Así además se cumplían dos requisitos del cliente dejar libre suficiente espacio en la parcela como para aparcar dos vehículos y una zona destinada al secado de ropa.
Debido a sus pequeñas dimensiones la tienda podría difuminarse entre la trama urbana, no presentando ningún aliciente que llamara la atención de los transeúntes y los conductores. Por ello el estudio de arquitectura encargado del proyecto colocó la sala principal al final del solar, mientras que la recepción y la sala de espera se situaban al principio. Esto generó un curioso volumen curvo, inusual en un distrito caracterizado por casas tradicionales de dos y tres plantas, gracias a ello la pequeña peluquería de 41 metros cuadrados ganaba visibilidad y carácter.
La curva se moldeó teniendo en cuenta dos deseos, por un lado desde la entrada debía de verse todas las estancias del local; por otro el interior debería dividirse en tres espacios claramente diferenciados con diversas necesidades. El primero de estos espacios, la entrada, se encuentra totalmente abierta al exterior y al interior, su anchura es practicamente la de la puerta de entrada, por lo que la sensación inicial es de opresión. Cinco pequeños ventanucos nos guián y unen la entrada con el salón principal, entre estos espacios encontramos la sala de corte. La luz es un elemento importante en el diseño puesto que contribuye a aumentar la sensación espacial y proporciona ritmo al interior. El área principal, que alberga el salón de lavado, dispone de una claraboya que permite al cliente observar el cielo mientras recibe su tratamiento.