Edificio Porte Molitor (1931; Le Corbusier; París)
Con el fin de encajar este edificio entre muros cortafuegos y casas vecinas, en el lindero municipal de París, Le Corbusier renuncia a un proyecto de «inmueble villa» que habría abarcado todo el bloque de casas. Por encargo de la Sociedad inmobiliaria de París-Pare des Princes y de las promotoras Kouznetzoff y Noble, diseña un edificio destinado a la venta de pisos. En un barrio flanqueado por instalaciones deportivas, realizadas tras la expropiación de las fortificaciones destruidas en 1919, la calle Nungesser-et-Coli constituye una fachada urbana orientada al Este, hacia París. La calle de la Tourelle pertenece a la municipalidad de Boulogne-Billancourt.
El edificio, como el colindante de Michel Roux-Spitz, contrasta con los inmuebles vecinos por el uso en la fachada de metal y vidrio. Le Corbusier piensa primero en un esqueleto de acero, pero pronto lo sustituye por una estructura de hormigón más barata. En un solar de doce metros de ancho y veinticinco de profundidad, una fila axial de pilotes permite la libre colocación de tabiques. El número de salientes a la calle está limitado y la alineación del edificio a la calle está restringida por la reglamentación de París de 1902.
A pesar de estas limitaciones, Le Corbusier pretende realizar «muestras de apartamentos en las condiciones de la Ciudad Radiante». La planta baja aloja el vestíbulo, las dependencias del servicio doméstico y un acceso indirecto al garaje subterráneo. Los apartamentos se distribuyen sobre seis alturas en grupos de dos o tres, según las demandas de los compradores. En una organización «fluida», se comunican por un pequeño patio de servicio y otro más grande. Una fachada, que combina vidrio armado, ladrillos de vidrio de Nevada y cristales transparentes en un esqueleto de acero, ilumina de modo natural cada altura. Le Corbusier instala su propio apartamento en la séptima planta, al que se accede por el montacargas del edificio, y lo asienta bajo unas bóvedas de cañón, aprovechando al máximo las dimensiones reglamentarias. La luz de poniente envuelve las habitaciones que dan a la calle de la Tourelle, en una sucesión continua donde el cuarto de baño se funde con el dormitorio. Charlotte Perriand participa decisivamente en el diseño de los muebles de cocina. Unas amplias puertas giratorias conducen al estudio, que alberga un rincón de despacho y una pequeña habitación de servicio. La mampostería de la medianería, «de piel áspera y limpia» a los ojos de Le Corbusier, proporcionan un fondo irregular a la habitación. La pared, «amiga de todos los días», armoniza con las obras plásticas que allí se realizan. Se accede a la terraza por una escalera helicoidal.
Le Corbusier se instala en 1934 en un espacio marcado por objetos poéticos, pero que nunca parecerá lo bastante «femenino» a su mujer, Yvonne Gallis. En , 1935, el galerista Louis Carré presenta en el estudio una exposición de «arte primitivo». Un moldeado griego del Moscóforo pintado por Le Corbusier comparte espacio con una cerámica peruana, un bronce de Benin y una tapicería de Fernand Léger; estas obras ilustran «la sensibilidad moderna a la consideración por el pasado, el exotismo o el presente». Esta será la única manifestación pública en este refugio cotidiano del arquitecto, del que solo los fotógrafos desvelarán la intimidad posteriormente.
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