En el distrito de Vila Leopoldina, en la ciudad brasileña de
São Paulo, encontramos este
loft de diseño obra del interiorista
Diego Revollo. Este loft de 70m2 pertenece a un joven músico y actor. Su estilo de vida moderno se refleja en el estilo de este loft, cuyos espacios sociales y zonas privadas permanecen separados tan sólo por una cortina, que también hace referencia a una escena teatral.
Para el conjunto de la estructura de la vivienda se ha elegido un único material, el
"cemento alisado", que cubre el suelo, paredes y techo. Se añadió a esta estructura neutral una mezcla inusual de tonos burdeo, lila y morado utilizado en las cortinas, en la alfombra de la sala de estar y en la cocina. Entre el mobiliario empleado destacan sillas diseñadas por
Ray y Charles Eames o una
silla Wiggle de Frank Gehry que le confieren al espacio un aire fresco e informal.
La cocina combina tonos grises, con muebles burdeos y encimera amarilla que ocupa parte de la zona del comedor y el área de preparación de alimentos. La elección de color amarillo rompe los tonos utilizados
y logra que el apartamento se muestre más moderno y alegre. Contrariamente a la idea de que en los espacios pequeños son más apropiados los muebles pequeños, se ha elegido un sofá de gran tamaño, que ocupa dos paredes de la sala de estar. A diferencia de lo que la gente imagina, este sofá ha dotado a este espacio de una inmensa amplitud y luminosidad.




A petición del cliente, que vive solo, el área privada fue diseñada para proporcionarle un gran nivel de comodidad y relajación. La madera natural para el suelo aporta calidez rompiendo la frialdad del hormigón. El armario, el baño y la bañera se han sectorizado mediante la creación de espacios apartados aunque visibles desde el dormitorio. La integración del baño crea una atmósfera que nos recuerda al de un SPA, un baño realmente completo con vistas directas sobre Vila Leopoldina, algo inesperado para un apartamento de 70 m2. También en esta zona, se creó una pequeña oficina con aislamiento acústico que permite al propietario trabajar y hacer grabaciones de audio directamente en su casa.
Esta vivienda de 370 metros cuadrados diseñada por Anastasia Arquitectos se sitúa en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad brasileña de Belo Horizonte. El enfoque arquitectónico busca maximizar la integración de las áreas exteriores e interiores, difumianado sus fronteras, y, a continuación, aumentando la sensación de amplitud. Debido al tamaño reducido de la parcela -450 metros cuadrados-, los espacios residuales y de circulación prácticamente se han eliminado (por ejemplo, no hay ninguna entrada definida en la vivienda con el objetivo de mantener una cierta permeabilidad entre el jardín y el interior, para acceder se han instalado grandes puertas giratorias en la fachada).





La planta es rectangular y compacta, y se extiende hasta los límites laterales de la parcela. Las habitaciones reciben iluminación tamizada gracia al uso de cristal tipo u-glass que actúa como un buen aislante térmico debido a la existencia de una capa de aire entre las láminas de vidrio. El interior además recibe luz natural a través de un jardín interior situado en el salón que permanece cubierto por una pérgola de vidrio. Por lo tanto, la casa se inunda de luz natural cenital e indirecta durante el día, evitándose además el calor excesivo de la luz solar directa.
El viento predominante proviene de la calle, por lo que las puertas giratorias funcionan como reguladores de la ventilación natural interior. Pueden permanecer totalmente abiertas en el verano favoreciendo la ventilación cruzada, o cerradas en el invierno, e incluso semi abiertas si se desea poca ventilación.
La residencia se estableció en el nivel de la calle, un metro por encima del terreno natural, con el fin de evitar irregularidades y mejorar la accesibilidad de las áreas sociales. Y, también de este modo proteger más la vivienda de la humedad del suelo. Es importante recordar que una de las razones para la implantación de una planta compacta, reduciendo su huella, fue aumentar la permeabilidad del suelo, algo que realmente se necesita en nuestras ciudades.
Los colectores solares (que cumplen con la casa y la piscina) ocupan la mayor parte de la cubierta imposibilitando su uso como terraza al aire libre. El resultado ha sido una residencia Ultraligeros (a pesar de su estética de hormigón a la vista), generosamente iluminada y ventilada, con espacios agradables que invitan a hacer el mejor uso posible de la superficie exterior.
Esta vivienda situada en la ciudad braseileña de
Goiania en el estado de
Goiás intenta conciliar el respeto por la arquitectura del movimiento moderno brasileño y conceptos de diseño más contemporáneos. El proyecto diseñado por
Leo Romano se desarrolla en una sola planta en forma de L que abraza la piscina convirtiendo ésta en un patio interior que funciona como extensión del interior.
Desde el exterior, el juego de volúmenes se muestra necesario para romper la excesiva linealidad del conjunto. Varios planos definen la fachada ocultando la vida cotidiana de sus habitantes. En el interior, la casa revela los misterios, con un programa sencillo y claro orientado hacia el área de la piscina. En definitiva todo se desarrolla en torno al patio. Por lo tanto, la permeabilidad visual desde el interior es completa, proporcionando practicidad en el día a día a la familia.
La cocina y la sala de estar quedan separadas por una puerta corredera que permite fusionar los ambientes si se desea. Los dormitorios se sitúan entorno a un pasillo abierto al exterior conectado también mediante una puesta corredera con la sala de estar.
El estudio brasileño
Suite Arquitetos ha renovado un edificio de dos pisos en
São Paulo convirtiéndolo en un restaurante de comida saludable llamado Bien!. El diseño del restaurante Bien! está orientado hacia la calle y abierto a la ciudad. El pequeño edificio de dos pisos se encuentra en un lugar discreto en el centro de Itaim , en la Zona Sur de São Paulo. El local está sólo abierto durante el día por lo que se han empleado colores como el azul o el amarillo que son realzados por la luz.
La unión de estos dos factores ,la luz y la ciudad, se define en un interior caracterizado por un diseño industrial, aunque confortable y contemporáneo y que además muestra preocupación por el medio ambiente a través de los materiales empleados. Los jóvenes arquitectos Carolina Mauro, Daniela Frugiuele y Filipe Troncon tenían como punto de partida, la ampliación del límite impuesto por la estructura. La planta baja es una caja de cristal transparente que alberga la zona del comedor y le da continuidad al espacio al tiempo que revela al paseante la cruda materialidad de las mesas y los recubrimientos empleados.
Un piso más arriba, los arquitectos han creado una caja de metal aislada, creadas a partir de placas de metal perforadas que protegen la cocina, el almacén, los baños y las oficinas, esta piel deja pasar el aire y la luz sin usar ventanas tradicionales diferenciando la construcción de otras adyacentes.