En Tavira, Portugal, encontramos esta vivienda diseñada por Vitor Vilhena. Rodeada por más de 400 olivos la influencia mediterránea queda patente en cada rincón de la vivienda. El color blanco lo invade todo, desde el exterior de líneas sencillas hasta el interior minimalista. Los dos edificios que componen el programa están unidos por un pasillo acristalado además de un gran patio donde encontramos olivos y otras especies vegetales autóctonas. Este espacio ha sido diseñado para mantener a sus habitantes unidos a la tierra y al paisaje. Las fachadas acristaladas se encuentran retranqueadas con el fin de proteger las cristalera del intenso sol, aunque sin renunciar a mantener una relación visual constante con el paisaje.
Los dos volúmenes son complementarios aunque diferentes, por un lado, el que contiene los espacios comunes posee una geometría regular, mientras que el que contiene las estancias privadas y el espacio de trabajo ha sido creado como un volumen irregular. El lenguaje arquitectónico adoptado busca crear volúmenes con identidades distintas, con características contemporáneas con referencias a la arquitectura vernácula del Algarve.
Casa Xiera II de A2+ Arquitectos
Casa en Moreira de Phys Arquitectura
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