El proyecto desarrollado por
Paolo Frello & Partners ha consistido en la renovación de parte de una antigua fábrica situada en la zona de
Navigli en Milán, concretamente en la Via Col di Lana, transformándola en un
loft de más de 350 metros cuadrados distribuidos en dos plantas dotado de un mobiliario exclusivo con soluciones a la medida. El objetivo del proyecto era hacer del comedor un área crucial, creando un espacio caracterizado por un alto nivel de intimidad sin renunciar a la flexibilidad, todo ello sin llegar a ser una isla desconectada de la vida familiar pensado para ser utilizado sólo en ocasiones especiales, el concepto de diseño aplicado a este núcleo central finalmente se ha basado en la multifuncionalidad: un espacio donde organizar una elegante cena, un desayuno familiar, un lugar donde hacer los deberes de los niños o para servir de apoyo al catering en las fiestas con amigos.
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© Valentino Bellini |
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El comedor se ve complementado con otros dos espacios para la vida, un rincón para el relax dotado de cómodos sofás blancos y la última tecnología en entretenimiento y un lugar para conversar en el que destaca una chimenea y una biblioteca con una altura de 7 metros.
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La mesa de comedor rectangular (100 x 220 cm) esta compuesta de una estructura de acero que soporta una superficie de cristal y se combina con sillas en madera lacadas en negro de Capellini. Lámparas de Artemide completan el espacio transmitiendo una sensación de ligereza visual. Todo está presidido por una obra de Alik Cavaliere. La cocina está separada del salón por una puerta corredera de cristal, el diseño es totalmente personalizado con acabado en madera y acero inoxidable. De particular interés es también el mueble bar que se oculta bajo en hueco de las escaleras.
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Otra característica clave del proyecto es la gran altura del loft, que es de más de 7 metros. Esta característica ha permitido la realización de una entreplanta, donde se encuentran las habitaciones y sala de juegos para los niños. Al mismo nivel de la sala de estar, en el lado este del loft, el interior se completa con un dormitorio principal con un gran vestidor y un cuarto de baño privado y con la zona de invitados.
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La diseñadora Anne Sophie Goneau ha completado esta vivienda situada en la planta baja de un edificio industrial del barrio histórico de Quebec, Canadá. El mandato era dividir la zona de estar con el fin de maximizar el espacio manteniendo al mismo tiempo la integridad de la arquitectura, proporcionando a cada habitación suficiente luz natural. El concepto pretende poner en valor los materiales originales gran parte de ellos descubiertos durante la reforma.
El diseño final del apartamento esta en gran parte condicionado por estos materiales. La cocina es el punto focal del espacio, junto a ella se desarrolla en el comedor y sala de estar, junto a ellos se sitúa el dormitorio. Éste está delimitado por una pared de vidrio que se integra con el ladrillo visto, dándole continuidad visual, creando una especie de recuerdo arqueológico situado tras una superficie de vidrio. En el suelo se ha instalado un sistema de calefacción radiante de agua caliente bajo una losa de hormigón recubierta de epoxi y poliuretano lo que le confiere un aspecto brillante.
La viga de acero delimita la zona de paso. En el pasillo que conduce al cuarto de baño, un diodo emisor de luz se ha instalado en el techo para crear un ambiente más íntimo, este espacio de transito cuenta con otra de las reliquias de la vivienda,una pared original compuesta de tablones de madera que evocan el su pasado industrial.
Datos del Proyecto:
Localización: Quebec, Canadá
Superficie: 118 m2
Proyecto: 2013
Fotografías: Adrien Williams
El objetivo del proyecto era integrar bajo un espacio continuo e ininterrumpido funcionalidades domésticas comúnmente separadas. Este fue el principal requerimiento que realizó el promotor al estudio
Lineoffice encargado del rediseño del este
loft en
San Francisco. Tras dejar completamente diáfano el espacio eliminando las particiones existentes se han insertado dos elementos escultóricos: por un lado una "columna vertebral" que se mueve de un extremo a otro del
loft, y por el otro una forma sólida que contiene el baño y un lavadero, espacios que deben permanecer cerrados y separados del espacio principal.
La "columna vertebral" alberga los elementos domésticos del día a día como los electrodomésticos o los espacios destinados al almacenamiento mientras que fija límites difusos entre la entrada, la cocina, el espacio de estar y el dormitorio. Puertas y paneles de acero y nogal fijan puntos importantes en el interior como la puerta de acceso al baño o el armario principal. Los techos de madera y las instalaciones al descubiertos logran impregnar al loft de un marcado estilo industrial.
El carácter material de los elementos seleccionados (acero, nogal, granito negro y cristal traslúcido) complementan y resaltan las vigas originales sin dominar el espacio, creando un conjunto homogéneo y en armonía a pesar de la variedad de texturas empleadas.
Specht Harpman Architects han creado este acogedor loft en
Manhattan con un marcado sabor neoyorkino a pesar del reducido espacio de tan sólo 40 metros cuadrados. El estudio de arquitectura se encontró con un apartamento distribuido en tres plantas con paredes enladrilladas propias de un edificio histórico como en el que se encuentra y con un gran caos estético que suponía la mezcla de estilos y materiales sin ninguna previsibilidad. Se ha creado una"plataforma para la vida" por cada planta con el fin de mantener espacios abiertos paro funcionales al mismo tiempo.
Los cerca de 7,3 metros de altura ha permitido dividir el programa en tres capas: la plata baja se ha reservado para los espacios destinados a la vida albergando el comedor-sala de estar, la cocina y el baño, además bajo la escalera se ha dispuesto un espacio de almacenamiento; la planta intermedia da cabida a una cama; mientras tanto la terraza se concibe como un espacio de ocio al aire libre.
El baño permanece oculto bajo la escalera, como si de un armario se tratase, de este modo se integra dentro del programa de la vivienda sin robar protagonismo al resto de espacios. El interior se ha concebido de la forma más sencilla posible, dominado por las líneas rectas y una paleta bícroma conferida por el uso de la madera en suelos y parte del mobiliario y la blancura de paredes y techos. Todos los elementos han sido cuidadósamente situados para transmitir una sensación espacial aumentada.
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